
La filosofía de los clásicos griegos es una maravilla, te amuebla la cabeza, te ordena y se está se estudió con esmero durante tu juventud te deja una huella que perdurará el resto de tus días y te acompañará a en la toma de decisiones personales y profesionales.
Uno de esos principios, -ritornellos- sobre los que se asientan lo aprehendido de la mano de Aristóteles y cía es el concepto de la -mímesis-. Mímesis como copia, toda copia de la realidad, de lo original pierde esencia, calidad según éstas se van repitiendo a lo largo del tiempo. Ejemplos básicos se dan en el arte, si el artista intenta captar la esencia del momento con un cuadro, por muy bueno o realista que éste sea, el cuadro nunca podrá superar a lo real, a lo pintado.
Lo mismo pasa con la fotografía.
Lo mismo pasa con el momento recordado, etc.
Siempre el original, el real, el presente es único, insuperable, esto tiene infinidad de aplicaciones en todos los campos. Aunque todo esto parte, como todo lo aristotélico-tomista del sentido común.
Esta cuestión hoy día es muy interesante en el campo de la IA, ya que en última instancia no deja de ser una creación de alguien creado por un Creador, ya que el segundo (máquina, IA) no podrá tener libertad-espíritu, algo que sólo puede proceder de Dios. Según vamos haciendo copias, vamos perdiendo -calidad- por decirlo rápidamente.
Por nuestra configuración espacio-temporal toda mímesis se da en el tiempo, con lo que somos conscientes del real, del original en el -pasado- al recordarlo y ser conscientes de las diferencias excepto en un caso: el de nuestras vidas, el orden se altera.
Vivimos una vida que es una copia, una mímesis de una vida que no hemos vivido, sino que vamos a vivir en el futuro, el cielo, con lo que si tuviéramos mentalidad divina, como los grandes santos, entenderíamos que la original, la auténtica es el cielo y ésta es una copia con deficiencias, como todas las -mimesis, con lo que ésta mímesis -bendita excepción- es a priori y no a posteriori.