
Estamos hastiados del Covid. Los muertos jamás volverán.
Esta pandemia está introduciendo una especie de hartazgo sistémico colectivo corrosivo peligroso. Una depresión colectiva nos atenaza, poco podemos hacer. Escapar con la imaginación es una opción: -peter pan- es perecedero como sabemos. Planear a futuro ya no llena.
La otra opción es el alimento espiritual, la lectura es la vuelta a la esencia. Y aunque esta sociedad no nos tiene configurados para la vida reflexiva, tenemos que -hacernos violencia- y acostumbrarnos a la vida silenciosa e introspectiva.
Fruto de ello veremos que todas las proposiciones y moda de los últimos 50 años carecen de sentido, ya no por razonamientos científicos o demostraciones sino por la amargura de la propia experiencia.
El otro día leyendo a uno de los pocos pedagogos que va contra corriente, Gregorio Luri, al igual que Alberto Royo e Inger Enkvist, alertaba del bayesianismo que intentaba en un congreso de 2015 revertir -la teoría de falsación- de Karl Popper, de este mundo me lo espero todo.
Decían dichos ilustres: «si una teoría es suficientemente elegante y tiene capacidad explicativa, no necesita ser contrastada de forma experimental». Es una vuelta de tuerca al subjetivismo y a mi verdad por encima de -la verdad-.
¿Varios covid sacarán del mátrix que nos hemos inventado (por analfabetismo o inmadurez)?