Nunca me he identificado con las modas. Más bien me dan pavor, alergia, me producen un cosquilleo en el estómago bastante incómodo.

Prefiero lo «normal” (dictado por la norma, el recto uso de la razón) a lo “frecuente” (opinión de la mayoría). Precisamente en la confusión de estos dos términos está el origen de gran parte de la esquizofrenia actual.

Kem Follet, Juegos de Tronos, 50 sombras de Grey, Risto Mejide, populismos de derechas e izquierdas, youtubers varios, reggaeton,  selfies quasi diarios, cambiar los cafés por wssapps…

Decía recientemente Félix de Azúa que: “Occidente se ha infantilizado. No es que haya rejuvenecido, ojalá, sino que ha regresado a la edad pueril, aunque sin la gracia de los infantes”.

Sólo hay una solución para que el ambiente no te contamine por ósmosis: ten un buen fondo de armario –intelectual-.

Lee un libro al mes pero que no sea un best seller archipublicitado. Paladearás entonces el comienzo de la libertad de la cultura.

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