He comenzado la obra póstuma de Hawking «Breves respuestas a las grandes preguntas». Libro interesante, sin duda.
No soy quién para refutar al profesor de Cambridge pero hay algo que vengo manteniendo los últimos meses y que ya hice tras leer el último libro de Yuval Harari.
Del mismo modo que es una necedad reducir que antes del big-bang presuponemos la nada, porque lo opuesto a la nada es algo, que es que lo entendemos por la creación. Esto resulta de nuestra finitud, creamos parámetros inteligibles que nosotros seres con una inteligencia limitada y mediocre utilizamos para entendernos, pero que ni mucho menos lo creado por nuestro lenguaje equivale a lo real. No todo se reduce a la nada o a algo (o al todo, como plenitud de algo).
Del mismo modo, reducir una de las grandes cuestiones de la humanidad a si hay vida inteligente o no fuera de nuestro planeta es otra nimiedad léxica que utilizamos en un lenguaje coloquial, pero que -de nuevo- presumiblemente estará muy alejado de lo real.
El sí/no, todo/nada, blanco/negro, izquierda/derecha, bueno/malo metaforiza el analfatebismo contemporáneo de nuestra sociedad, aniquilida intelectualmente, esterilizada espiritualmente.