Con los años abandonas los extremismos, entiendes que entre el 0 y el infinito y el blanco y el negro se encuentra la humanidad, miles de millones de miradas “encircunstanciadas” en “cadaunadas” sólo entendibles en la individualidad de cada vida.
Este no es relativismo, cada hecho debe atenderse desde una mirada poliédrica aunque la realidad sea única, como la verdad pero la primera “encircunstanciación” que nos atrapa, es la de los sentidos, como ya predijo el bueno de Kant.
Habrá punto medio entre Huntington y Fukuyama, entre Einstein y Hawking, entre Leibniz y Newton, en el conflicto “De Auxilis”, hasta entre Al Gore y Trump y sus disputas con -El Cambio Climático-…
La realidad que se queda fuera de este diálogo es la irracionalidad, Ratzinger lo adelantó en Ratisbona en 2006 y lo -lincharon mediáticamente-.
Quien defiende lo irracional es consciente, no se puede negar la naturaleza humana. Nos quitarán todo pero no nuestra esencia.