Del mismo modo que no seríamos libres sin la existencia del mal en el mundo, o mejor dicho, la existencia del mal es consecuencia de nuestra libertad (principio ontológico de la existencia de Dios y del sentido del sufrimiento en la vida)… Mañana me encuentro ante una disyuntiva disquisitiva de un calibre parecido.
Puedo caer en el “voto útil” o en el “mal menor”, confundiendo así el quehacer de la mayoría con lo –normal-, rasgo definitorio de nuestra postmodernidad o bien, siguiendo a mi conciencia depositar por enésima vez un voto en blanco.
Valiéndome del ejemplo anterior, dejar de votar en blanco sería algo así como perder mi libertad. Os confirmo que sólo he desayuno café con galletas sin ningún aditamento estupefaciente pero tenía ganas de aportar mi granito en “el día de reflexión”. Que tengáis un muy buen sábado.