Stultia Mundi

 

He visto estos días con estupor cómo atacaban a un grupo de católicos argentinos a las puertas de una Iglesia. Los manifestantes clamaban a favor del aborto, unión de homosexuales… Mejor dicho: odiaban a la Iglesia.
Tengo amigos que están a favor de estas ideas pero ni mucho menos se comportan así, el problema de estas ideas -como todas- es llevarlas al extremo donde derivan en irracionalidad a borbotones. La cristalización la estamos contemplando con el grupo «femmen», donde en España solo he percibido silenció, algo que me enerva profundamente.

Las escenas ocurridas en Argentina espantan al estupor.

No le llamemos irreverencia, ya que ésta sólo se da en personas con capacidad espiritual, en las personas que tienen esta capacidad amputada hablemos más bien de irracionalidad.

No conocerán la alteración patológica de la atención (enamoramiento, Ortega y Gasset)  ni se enfrentarán al imposible necesario (amor, Julián Marías). Lo siento por ellos.

Esto no es cuestión de religión, más quisieran, ése es el problema, por eso se retuercen y se alejan del ideal humano y no provocan más que rechazo en cualquier mente lúcida: es su manera de no aceptar la naturaleza, lo evidente. No dialogan, no hablan… Gritan, escupen, enloquecen.

No entienden que la libertad empieza desde la naturaleza, no fuera de ella.

 

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