
En la vida tendrás 2 ó 3 amores, no más. Tu amor verdadero, el que te marcará, el que nunca podrá realizarse: ésa es la esencia del amor verdadero. Luego estará el que te acompañe en el día a día, tu mejor amigo. Quizás hay un tercero que te distraiga.
En la vida tendrás dos o tres -palos-, golpes que te marcarán para siempre. De esos que te dejan en la cuneta unos cuantos meses y que, con cierta dificultad, te repones. Si los tomas como aprendizaje, alcanzarás antes la sabiduría: «el mejor atajo para la verdad es el sufrimiento».
Tendrás un par de defectos, talones de Aquiles, que tendrás que descubrir en tu primera adolescencia y saber convivir, amar y aceptar pero que tu vida sea llevadera y no se convierta tu existencia en una tortura ordinaria.
El abismo que hay del número par al impar, del no primo al primo, del 2 al 3, es la sencillez y complejidad de la vida, en esas 2 ó 3 bifurcaciones y en las elecciones que hagamos ponemos en juego el equilibrio mental, y por la tanto, la paz del presente de nuestros prójimos y de la eternidad de nuestros sueños.